sábado, 21 de junio de 2008

StormStudios

En StormStudios nos gusta vernos como traductores, traduciendo un acontecimiento sonoro -la música del álbum- en un acontecimiento visual -la portada. Nuestros diseños son con frecuencia una especie de respuesta, acaso un eco, de lo que hacen los músicos, pero si bien nuestras obras están dirigidas a los ojos y las de ellos a los oidos, al final ambos estamos dirigiéndonos a la imaginación.

Construimos esculturas; montamos puestas en escena; empleamos animales; desplegamos escenarios; creamos historias; contratamos actores, acróbatas, dobles y mujeres magníficas... lo que sea necesario. Y finalmente localizamos el sitio ideal en alguna remota y extraña locación. Todo es cuidadosamente orquestado, pero en su proceso, el diseño se deriva a menudo de forma espontánea u orgánica.

Hacemos lo mejor para ser originales y para relacionarnos con la música que deseamos representar fielmente, aunque no siempre de manera directa. Anhelamos dar un toque de ambigüedad, un poco de misterio o confusión. Queremos pensar que nuestros diseños son claros en contenido pero requieren, igual que la música, un segundo vistazo.

Las imágenes emergen de la mente de individuos pero también del pensamiento grupal después de escuchar repetidamente un álbum, de muchas conversaciones y de un inmenso intercambio de ideas. Los bocetos se hacen con palabras y frases. Lentamente las ideas comienzan a tomar forma. Primero se dibujan velózmente con lápiz; después se repasa, enmienda y redibuja hasta que tenemos bocetos bastante claros -unos ocho, todos diferentes- que se someten a consideración de los músicos. La idea seleccionada entonces se ejecuta para volverla real.

Los álbumes y sus portadas están ligadas y en perpetua asociación, pero no son dependientes. Uno puede amar su álbum favorito e ignorar fácilmente la portada. Con esta exposición le invito a hacer -al menos por un momento o dos- lo inverso. Ahora la música no es para los oídos, sino para los ojos.

Storm Thorgerson

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